Si hemos experimentado el evangelio como las Buenas Nuevas, no podremos guardarlo sólo para nosotros. Está en la Biblia, II Reyes 7:9, "Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos".
El mandamiento divino nos obliga a testificar. Está en la Biblia, Mateo 28:18-20, "Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo".
Los cristianos hoy en día podrían no ser testigos oculares, pero sí ser testigos en la fe y el poder de Cristo en sus vidas. Está en la Biblia, Hechos 1:8, "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra".